Conmigo misma. Con mis pensamientos. Mis miedos, fantasías, proyectos.
Siempre rodeada de esos seres. De buena energía. Junto a los míos. Presente en mi mente, en todo momento. Siempre conmigo.
Nosotras. De la mano. Te echo tanto de menos. Me siento acompañada en mi alma. Pero no veo más.
Aunque mi cerebro me haga dudar; en algunas ocasiones. Mi corazón siempre esta alerta.
Como controlar mis sentimientos. Mi imperiosa necesidad de gritar lo que siento. Como mediar con mi cara más amarga. Como lo hago...
En estos segundos, solo deseo estar contigo. No me importa las recomendaciones. Ni las opiniones. No me importa nada. Solas tu y YO.
De ti aprendí a ser buena persona. A ayudar a los necesitados. A no sentir vergüenza por mis debilidades.
A ser lo suficientemente fuerte, y no desfallecer.
A callar, si es necesario, a gritar, si lo necesito. Quizás me hiciste tan fuerte, que ni siquiera yo me veo así.
Cuando desfallezco, te necesito.
YA ESTÁS AQUÍ. GRACIAS.
Lo necesitaba.
Y el PAPA, también.
Recuerdas en estas fechas; aquéllas visitas al Cementerio?
Las dos juntas, a rezar. A la ABUELA ISABEL, al ABUELO JOSE. A arreglar su casita. A poner flores. Te veía tan dolida. Tan triste. Y al segundo eras capaz de lidiar con toda tu familia.
Nunca podré ser como TU.
Intentaré sobreponerme ante mi dolor.
Por ti.
Por el PAPA.
Te juro que me cuesta horrores.
Mi llanto es imparable. Me alegra poder llorar, por la felicidad que me aportas.
Por tu fuerza divina. Por ser como eres.
POR TODO MAMA.
