Nunca había sido mujer de consejos. Nunca los desaprovechó. Al final, solía hacer lo que más le convenía.
Mucha meditación, reflexión, y oídos sordos a las opiniones.
Después de todo uno mismo sabe qué camino elegir. Sin dejar nunca tu pie descalzo.
Ella, cuando fue joven, era muy tímida. Callada y educada. Respetuosa siempre.
Contrajo matrimonio, muy enamorada. Pensó que sería para siempre. No podía estar más equivocada.
Intentó separarse más de una vez. Pero sus creencias y su religión; se lo impedían.
Creía que era su obligación, su deber; acompañar a su marido en todo. Perdonar todo. Aguantar...
A favor de la joven pareja. He de decir que eran muy jóvenes. Sin embargo, ELLA maduró, pero ÉL...
Comenzaron a formar familia.
Disfrutaron años de amor .
Comenzaron los problemas.
Ella ante todo, el en su mundo.
Era momento de tomar la decisión definitiva.
Sin miedo. A por todas. Como siempre lo había hecho.
A luchar, a sobrevivir, a trabajar, nadie la tenía que empujar.
De sobras sabía salir adelante SOLA.
Pasaron muchísimos años. Hasta el final de la relación. Evidentemente ahora se ve de otro modo. Pero fue lo más duro de su juventud.
Hijos en común. Criados por una SOLA. SU MADRE.
DE QUE IBA A TENER MIEDO... A PARTIR DE AHORA. ESTABA MÁS QUE FORTALECIDA.
Adelante con sus retoños. Con fuerza divina y agría soledad. Pero con garra. Y con los dientes afilados. Para que nadie ni nada, pudiera dañar a mis hijos.
Esa furia, la entienden las MADRES GUERRERAS.
La GUERRA no se pierde; se gana con AMOR.
Pasados los años. ELLA entiende que no se avergüenza, ni se arrepiente. TODO POR ELLOS.
Hoy se siente ORGULLOSA.
Y LOS ADORA. LOS AMA ETERNAMENTE.
ESA MADRE. MERECE LO MÁS GRANDE. TIENE QUE SER FELIZ.
Ya entregó todo su amor. Le corresponde ser amada. Ser atendida. Ser querida.
ES POR JUSTICIA.
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