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domingo, 10 de noviembre de 2019

EL ASOMBRO DE LUIS.

Mientras el joven Luis, estaba a la espera de que su niña admirada le viera por casualidad. Escuchó el trotar de un caballo.
No podía creer los que sus ojos estaban viendo.A su Amo Joan.
¿ Qué casualidad ? Pensó Luis. No sabía si saludar al Amo, o seguir escondido tras los matorrales. Quizás pasó algo grave y el Señor iba en busca de la joven.
Por si acaso, Luis, decidió seguir en su posición de vigía.
La Carol no se sorprende con la llegada del Señor.
Es más se saludan efusivamente. 
Luis no sabe qué pensar. Desde luego no era la forma más adecuada de saludarse.
¿ Estaría enferma la niña ?
Joan, el Amo; monta en su caballo y ayuda a la Carol a montar también.
Los dos se fluyen en un abrazo y cabalgan por los alrededores de la Masía...
Sin ir precisamente hacia la casa.
Luis los persigue a distancia. Siente curiosidad.
El caballo del Señor se detiene en una recóndita cueva. Sabía perfectamente dónde se dirigía. Conocía muy bien el camino. Sin embargo Luis no sabía de la existencia de esa cueva.
Lo que sucede dentro de ella solo lo saben los que dentro están.
Luis se aleja, porque está como un flan; los nervios se apoderan de él.
Va directo a su vivienda. No puede contener su asombro, la incertidumbre recorre por sus venas. Cree que van a explotar de un momento a otro.
Intenta tranquilizarse, es conveniente que sepa actuar con sigilo.
Nadie debe notar su estado ansioso. Sobre todo la Señora.
Luis prosigue con sus tareas. Consigue pasar inadvertido.
Al cabo de aproximadamente un par de horas; aparece la Carol. Sola y caminando llega hasta la Masía. Luis no puede decir nada. Y hace como si no la hubiera visto.
Los paseos de tarde de la Carol se repetirán durante meses. Ella tiene derecho al disfrute de unas horas de descanso.
Y el Amo, dedica habitualmente las tardes para gestiones de negocios. Incluso debe acudir al Pueblo. Por lo tanto no hay nada que pueda descubrir a los amantes.

sábado, 9 de noviembre de 2019

CAROL Y LUIS EL MASOVER.

Luis; era un joven apuesto y muy trabajador. Un chico honrado, descendiente de una familia humilde que pertenecía al pueblo desde tiempos remotos.
Un buen partido, como se solía decir en aquéllos tiempos.
El chico observaba a diario a Carol. No podía evitar mirarla cuando trabajaba, cuando descansaba, cuando andaba. Carol no estaba nada interesada en los chicos. Pues su verdadera intención era progresar, para poder alimentar a sus hermanos pequeños. Ya que Carol provenía de una familia muy humilde perdida en Andalucia. Era la mayor de sus cinco hermanos, por esa razón emigró a Cataluña. Con la poca gracia que les hizo a sus Padres. En ese momento era la única opción. Carol tuvo que aprender pronto las costumbres catalanas, el idioma, saber comportarse ante la burguesía.
Luis, sin embargo estaba mucho más habituado al ambiente payés. Ya que era un catalán de pura zepa.
Iban pasando los días, la Masía avanzaba. En la casa se organizaban fiestas para todos los habitantes del pueblo, con alto renombre. Apellidos con casta, tradición y biensonantes. Esas familias que eran merecedoras de un nivel alto.
Luis siempre estaba al frente de lo que ocurría en la Masía. Era el encargado de todo lo que allí se acontecia. Dentro y fuera de la casa. El chico de confianza de los AMOS.
Carol disfrutaba de un lugar bien posicionado en la Casa. Pues era la Niña bonita
de los Amos.
La Carol, inquieta donde las haya. Decide un día salir a buscar aventuras por el campo. A disfrutar de la belleza de esos parajes pirenaicos. Su curiosidad era osada.
Luis que siempre estaba pendiente de los pasos de la chica, montó un caballo y salió en su busca. No iba a permitir que la niña sufriera ningún tipo de percance.
Verdaderamente Carol, estaba muy segura de ella misma. Y le encantaba fisgar.
Decide descansar un poco, se sienta a la orilla del río. Mientras escucha los feroces sonidos del agua. Se concentra en lo maravilloso del paisaje. No tiene ojos para nada más. Mientras Luis, sin acercarse demasiado, la mira con ojos de corderito degollado.
Tampoco estaban muy alejados de sus tierras. Aún así el joven masover quería asegurar la tranquilidad de la chica.
Ella se mostraba ensimismada, observando el cauce del río.
Parecía que esperaba que ocurriera algo. O quizás le encantaría que apareciese alguien.

CAROL

La Carol; era más lista que el hambre. Sus orígenes andaluces, la hacían merecedora de sus encantos.
Por donde pasaba arrasaba con sus elegantes movimientos. Ella respiraba tanta gracia y soltura, que se metía en el bolsillo al Señorito más pedante. Su sencillez enmascaraba toda su inteligente destreza. Su don de gentes era digno de admirar.
No necesitaba hablar mucho. De hecho la obligaban a guardar silencio, respeto, etc. Pero sus grandes ojos negros hablaban por sí solos. Sus labios tan bien perfilados expresaban sin querer. Su melena tan bien recogida, dejaba entrever cuán bonito era su pelo al aire.
La Carol sabía que en un lugar tan apartado de su tierra, debía saber estar. No le convenía tener problemas, aunque no estuviera de acuerdo; asentía, respiraba hondo y a por otra cosa.

viernes, 8 de noviembre de 2019

LA CAROL.

Esa muchachita jovenzuela, con tanto entusiasmo.
La Carol, es muy avispada. No ha llegado a ir a la escuela. Pero a lista no la gana nadie. Trabaja como una mula. Es muy delgada y posee una belleza incalculable.
Niña con unos nervios descarados. Imparable, incansable. Adolescente en su puro esplendor.
Pasa a formar parte de la casa. De manera que si darse cuenta será la protegida.
Carol está siempre en todas partes. Cuando la necesitan ella acude sin reservas.
La Carol, será a partir de ahora la noia de la casa.
En las innumerables fiestas que organizan en la Masía; la Noia es una pieza fundamental.
Es ELLA. La engalanan con vestimentas de servicio. Las cuales luce con natural brillantez.
Así es como va logrando ser parte fundamental dels MASOVERS.