Hablar con mis hijos, siempre me inspira.
Sin duda, siempre me ayuda a seguir adelante.
Qué no hiciera yo por ELLOS.
Todo lo que me puedan pedir.
TODO POR ELLOS.
Cambiar mi actitud, cambiar mis emociones, disfrazar la felicidad.
Lo que haga falta para darles lo MEJOR.
Sin detalles materialistas.
Cuando me ofrecen una sonrisa. Un gesto. Una mirada. Siento que decaigo.
Siento que me refuerzo.
No es posible narrar, lo que alcanzo a sentir por ELLOS.
Y es lo que tengo. Es lo que prevalece. Es lo que adoro.
Sin rencor.
No es necesario hablar de ese ser.
No lo es. Pues mi felicidad depende de mi AMOR.
