En primer lugar, quisiera agradecer a todos los que han sabido estar.
A cada uno que ha podido sumar. A vosotros que habéis forjado esa unión.
Destaco a las personas que han aportado el máximo posible. Cada uno dentro de sus posibilidades. Cada cual asumiendo un papel indispensable en estos momentos.
Sé que he podido cometer errores. Mi parte emocional, siempre me supera.
Ese control se desplomó, aquel día.
Intento mantener la calma.
Reconozco que no entiendo la actitud de otros. Aun así lo respeto.
Ninguno tenemos el poder de la calma, fortaleza y serenidad. Ante situaciones extremas, donde la presión te ahoga. Todos mantenemos un mecanismo apropiado a cada uno.
Emocionalmente, soy capaz de actuar con la máxima frialdad. Siempre y cuando no me atosiguen. Con todo no puedo. Soy humana.
Mi mayor defecto, que no sé valorar otras situaciones, que no sean las que me dicta el corazón. Y cuando las entiendo, o intento entender, floto con angustia y desespero.
Serena puedo estar; cuando mi corazón no se siente agredido. Y de repente puedo ser muy útil. Pero si me siento dañada, seguramente surja todo mi incontrolable dolor. Entonces, podré regular desde lo más profundo, si estás en mi línea. Si no es así,; puedo herir, sin sentido, sin querer. Son las emociones. Es el corazón desbocado.
No tengo fuerza racional.
