Ha llegado el momento de su despedida.
Aunque suene a tópico, ya era suficiente su sufrimiento. Visitas médicas, ingresos repetitivos en el hospital. Medicación, tratamiento continuos.
El malestar de una persona tiene límites.
Usted creo que se negaba a irse. De hecho quería volver a su casa. Ya se había acostumbrado a esas recaídas.
Pero aunque su mente luchaba y se resistía, su cuerpo no pudo batallar más.
Y así se desarrolló el final. Plácida y tranquilamente.
Se fue durmiendo poco a poco y se despidió.
Deseo que allí donde usted vaya sea tan feliz, como cuando le conocí en este mundo.
Buen viaje.
Ya se va a encontrar con sus seres queridos.
BUEN VIAJE.
ResponderEliminarQue bonito comentario, gracias Maribel
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