En su más profundo análisis se puede resumir; en el sentimiento que nos invade ante la pérdida de alguien cercano a nosotros. También puede ser una reacción normal ante cualquier cambio o pérdida en nuestra vida. Imagino que cualquier ausencia que nos influya en nuestro sentir, desencadene una sensación de DUELO.
Si queremos salir o evadir este sentimiento, deberemos ser pacientes. Ante todo darnos un tiempo prudencial.
Para poder escapar a tales redes o vínculos, hemos de ser capaces de liberarnos de esos apegos que terminaran por abandonarnos. Para conseguir el camino hacia esa liberación debemos ser capaces de asumir la DESPEDIDA.
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Si eres capaz de aceptar dicha pérdida, si eres capaz de aceptar que algo está ausente en tu percepción ilusoria; seguramente serás capaz de mantener tu firmeza.
Una pérdida puede romper todo tu esquema o por el contrario fortalecerte.
Nuestra mente es la que realmente se siente dañada ante cualquier situación ajena a su ilusión.
En el ser humano radica la gran duda. Cada cual lo llevará según sus creencias, sentimientos, emociones, etc.
En el instante que el individuo puede afrontar su duelo; se convertirá en un espíritu fuerte, maduro y comprensivo.
El problema surge, cuando un individuo niega su dolor, entonces todo puede llevar a una gran catástrofe; si no eres capaz de aceptar el DUELO, puede ser que no respondas a ningún otro estímulo. Puede ser que no encuentres respuestas; y si las encuentras te pueden llegar a destrozar la VIDA.
En cualquier caso todo DUELO debe ser aceptado y debe ser asumido, para poder enfrentarse a él.
No es necesario entrar en detalles personales.