Como cada año. Vuelves a darnos un susto.
Pero chico. Tu fortaleza nos vuelve a sorprender. De pura cepa es mi PADRE.
De esa generación fuerte. De otro siglo. Y manteniendo su postura ante la vida.
Demostrando la fortaleza que le hace inmune a las nuevas tecnologías. Que agradece los avances científicos. Hasta cierto punto. Pero ahora podemos gritar al viento. Que por fin es FELIZ.
En su vejez, lo ha conseguido. Su buen humor nunca le falta. Sus miradas cómplices. Su saber estar. Su respeto hacía su HIJO JOSÉ. Sigue a pies juntillas, todo lo que su hijo le indica. Hace los ejercicios a las mil maravillas.. No rechista. Aunque aún le queda un poquito de genio. Estoy tan agradecida. Gracias HERMANO JOSE.
Y a los demás también, por supuesto. Cada cual aporta su granito de arena. Pero JOSE está 24/7.
Me encanta percibir, sentir y visualizar esa gran unión.
Con mis propíos ojos. Veo lo que mi PADRE siente por su hijo. Es su tentenpie.
Y desde luego no tengo palabras, para agradecer a mi hermano. Su lucha, su valentía. Su entrega. Con los ojos que se miran, es suficiente para rendirse ante ELLOS. Nadie conseguirá jamás los que ellos han compartido. Mi orgullo se denota en el ambiente. Y no necesito más.
Siento alegría por compartir esos momentos. La mirada de mi PADRE, buscando la mía. En plan apoyo. Pero gracias a Dios, no lo necesita. Tiene cubiertas todas sus necesidadesd básicas. No le falta AMOR.
El alivio, que siento al ver, que mi PADRE mantiene su orgullo. Y lucha contra corriente. Mi felicidad, cuando con pequeños detalles. Vive conmigo esas pequeñas cosas. PEQUEÑAS. DETALLES. Que me llenan plenamente. Su alegría al tenerme con él. Mis recuerdos. En los que mi MADRE DECÍA QUE ÉL ERA MUY PRESUMIDO. LA DELICADEZA DE MI MADRE PARA AFEITAR A SU MARIDO... RECORTAR SU MORRILLO. HE PODIDO VIVIR ESOS MOMENTOS. PLENOS. Acciones tan pequeñas, y grandes a la vez. Cuando ve su cama echa; tal y como la hacía mi MADRE.
ORGULLOSA.
AUPA CHAPIRI.
