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viernes, 27 de julio de 2018

SEÑALES.

Es evidente que desde el más allá, todos de vez en cuando solemos recibir, una especie de sensaciones, intuiciones e incluso señales inexplicables.

No alcanzamos a comprender; y aún así somos capaces de identificar que algo ocurre.

Algunos lo llaman INTUICIÓN, otros toda serie de significativos adjetivos.
Al final si lo expones en grupo, descubres que al más pintado alguna vez le ha pasado algo semejante.

Puedes creer o no, puedes negarlo o no, puedes o no. Y ahí nos persiguen....
Cuando logras entender e interpretar esas incógnitas, logras superar barreras que jamás hubieras imaginado.

Hoy, sin ir más lejos me he tenido que enfrentar a una situación confusa. He acudido a una cita; sin apenas información.
Hay personas necesitadas que aun no lo saben. Muchas viven en soledad, incluso estando acompañadas. Algunas ni tan siquiera saben que necesitan de cuidados.
Se sientes capaces de abarcar todo lo que a su vida concierne. Llega un momento en nuestra existencia, en la que a todos nos hace falta una ayudita. Aunque nos cueste debemos pedir ayuda, apoyo, etc. Aceptar que algo nos falla físicamente o psicológicamente es complicado.  En ocasiones, llegamos demasiado tarde.
El ser humano es luchador por naturaleza. También es muy débil. Debemos encontrar el punto medio, y saber decidir lo mejor para nosotros mismos.

Volviendo al caso de hoy; cuando he conocido a una MUJER esta mañana. No he podido remediar sentir una gran pena. Una señora de edad avanzada, enferma y con personas a su cargo. Una casa repleta de vida, recuerdos, abalorios. Una casa cargada de malas vibraciones. Mala energía. Arduo trabajo le corresponde a esa MUJER. La mayoría estamos confundidas, creemos que hemos de llevar el barco a puerto; SOLAS. Yo diría más bien que nacemos engañadas, y seguimos siendo educadas bajo el mismo patrón. Mi impresión ha sido tan desgarradora. Que me he sentado con ella a escucharla. Ella ha decidido que necesita ayuda para su casa; por algo se empieza. Le he dado mi más humilde opinión. He salido de ese domicilio satisfecha por haber aportado un pequeño granito de arena. Por verla sonreír, por satisfacer tan solo una de sus necesidades.

Admitir y asumir que necesitamos ayuda no es una invalidez. Es una forma de seguir adelante. De salir a flote. De llevar una vida más cómoda. De cubrir nuestras necesidades más básicas. De dejarnos QUERER.
Un buen cuidador tiene muy claro donde están los límites. Sabe ceñirse a su trabajo, saber aportar calidad a quién lo necesita.
La esencia de un profesional se basa en el RESPETO y AMOR hacia cualquier persona.

Esta es mi sincera opinión.

VAMOS A DEJARNOS QUERER.


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