LA PRIMERA VEZ.

Siempre hay una primera vez. 

La mía, ha sido una experiencia única.

Me acompañó el brillo de la luna. El agua en calma y magnifíca temperatura.

Siempre tuve la ilusión de realizar esa aventura. Nunca fuí capaz. Hasta que me sentí arropada por ÉL.

Ya tocaba, casi con 60 años. Mi primera experiencia a solas con el MAR. 

Algo increíble, relajante, romántico. Especial. Y mantener una buena conversación, con el mar en calma. Fue maravilloso.

Recuerdo que para entrar, encontré alguna piedra. Formaba parte del reto.

Tuve que avanzar bastante, para lograr que el agua me llegara por las rodillas. Pero lo consegí, MAMA.

Sigo manteniendo el máximo respeto al MAR. Con lo cual, me aseguré en todo momento de hacer pie.

También, como no; la MUERTA, mirando la luz que la luna me brindaba. Ese cielo expectacular. Quede tan satisfecha. Tan feliz, sobre todo por compartirlo con un buen amigo.

He encontrado otra forma de relajar mi menter, mi cuerpo y mi alma. 

Tengo ese vago recuerdo, donde te veía meter los pies en la orilla. Y dije, yo también lo haré, algún día. No me dejaste por ser pequeña. Tenías miedo.

YA ESTÁ. LOGRADO Y SUPERADO.

No me olvidó del dolor en tus pies. Y como sabías que la sal, te podía aliviar.

Por eso mi experiencia, fue algo único. JUNTO A TI.

COMO SIEMPRE...

GRACIAS MAMA.