TE OBSERVO...

 Tu estás bastante bien. Mucho mejor de lo que pensaba.

Tu cara denota salud. Nada que ver con lo que INTENTAS DISFRAZAR.

Te veo feliz, contenta.

No entiendo esos cambios de humor, ni ese cambio de actitud. 

Ni siquiera comprendo porqué tienes tos, cuando te llaman; y tu mísma te la provocas.

Y me siento indignada. Por complacer tus deseos, sin límites.

Ves que no puedo con la injusticía; cuando hablas por teléfono y actúas. 

No es santo de mi devoción.

Lo respeto.

Y mantengo mis límites.

Lo hemos hablado. TU ENFERMEDAD NO TE DA DERECHO A INVADIR.

Puedo entender, comprender. Pero no puedo justificar. No es mi deber.

Después de varíos intentos. Decides estar SOLA. Si lo hubieses dicho desde un princípio...  Has manipulado, de nuevo. Para decidir por tí mísma. 

Consigues que mantega mi postura. 

El egoísmo gratuito, no es sano.

Te soluciono gestiones. Te vas a poner guapa. Y lo haces sola. Sabes que siempre voy con la verdad, por delante. 

Exiges.

Quieres que bailes a tu son.

Conmigo no te funciona.

Te paro los pies. Y te conviertes en niña asustada. Víctima. `Pidendo perdón. Rogando que entienda, que eres buena. No confundas. No sirve; me porto bien. SOMOS ADULTOS.

Hemos hablado en persona, y eres imposible. TU Y SOLO TU. TU FRASE... ESO ESTÁ MAL?  Mi respuesta; hay comentaríos hiríentes.

YO Y SOLO YO.

Vivo una realidad, que me toca. No puedo variar. Tú sí puedes.  YO TAMBIÉN.