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lunes, 20 de mayo de 2013

UN FIN DE SEMANA CUALQUIERA.

De lunes a viernes la vida de María transcurria más o menos como la de cualquier niña. Cuando llegaba el fin de semana; entonces era diferente.
Normalmente los sábados, en casa de Maria se hacía limpieza general. La madre insistía en la limpieza, que durante la semana no había podido realizar. Entonces también Maria participaba de esos quehaceres. Los sábados tocaba día de compra. María acompañaba normalmente a su madre a la plaza de comprar. La niña aprendió mucho de tareas domésticas. De comprar, de saber contar el cambio. De hablar con los vendedores, aunque a la niña le resultaba un poco embarazoso. Gracias a su madre se salía del atolladero.
Lo que más le costaba era ir a comprar el pescado. Lo que más le gustaba era ir a comprar legumbres y frutos secos. Todo lo que no tuviera que ver con los animales, o con seres vivos. LA POLLERÍA LE CAUSA ESTUPOR, y no digamos los DESPOJOS. Una de las tiendas favoritas era la chacurteria, tenía un olor agradable; a Maria le gustaba el embutido, los chicharrones, las virutas de jamon, los recortes de embutidos, todo, todo.
María recuerda que los días que había un poco más de presupuesto; su madre le compraba algún capricho, pero María siempre se negaba, no quería que su madre gastara más de la cuenta. A MARÍA le gustaba cuando su madre le compraba algunas olivas. Y patatas fritas de la churrería, ríquisimas.
Después de esa aventura de sábado, lo peor era regresar a casa. Siempre llegaban tan cargadas y tan cansadas. Se debía colocar todo en la nevera, y seguidamente ponerse a hacer la comida.
Los sábados el padre de María se dedicaba ha hacer arreglos en casa, o en algún objeto que necesitara ser arreglado, o en los zapatos de los niños. Y por la tarde al padre le encantaba ir a los ENCANTES; siempre regateaba con los comerciantes hasta lograr bajar el precio para conseguir lo que él quería.
Los domingos tocaba planchar, arreglar los montones de ropa que siempre crecían. A María la enseñaron pronto a realizar de todo. Volvía la madre a cocinar, EL DOMINGO COMO DÍA ESPECIAL.
Y por la tarde normalmente recibíamos alguna visita, o nosotros ibamos a visitar a algún familiar.
Si se quedaban en casa, siempre se podía ver al padre de María; organizando papeles, recibos, haciendo cuentas; enfadándose con su madre, si no le salían bien las cuentas. El Padre de MARÍA era muy organizado, no se le escapaba una. La madre no le podía engañar, hacer la SISA que se decía.
La madre de María tenía una obsesión con el brillo de los zapatos, todos iban impecables de los pies a la cabeza. Siempre decía que el pelo y los zapatos son lo más importante de una persona. Y sobre todo ir muy límpio, rigurosamente de ropa interior. La madre de María era muy pulcra.
El padre de María sentía especial devoción por el horario, le encantaba que todos cumpliera su horario.
Si llegabas más tarde te esperaba una buena. No valían excusas, ni pretextos, no valía nada. Se debía cumplir el horario a rajatabla.
Si algo aprendió María de su padre es: a ser organziada, ordenada, archivadora, cuidadosa con los papeles oficiales. Y sobre todo a tomar decisiones. María siempre creyó que lo que su padre decidía era lo mejor.
María recuerda un día especial, cuando la família decidió ir a visitar a unos tios, por la PLAZA ESPAÑA. Cogieron el autobús, pero algún tramo del trayecto lo hicieron caminando, María se sentía cansada; y su padre no dudó en alzarla en hombros y llevarla hasta el punto de llegada. María no se lo podía creer.
Por lo general en casa de María siempre había gente, tomaban el café, merendaban; pasaban la tarde.
Eran una familía extensa y unida.
Poco a poco a María la dejaban salir sola a la calle, si no había que ir de visita. Eso sí debía volver a la hora. Y antes de salir recoger y ayudar a su madre en la cocina.
María también recuerda un día en el que todos fueron por primera vez a la playa; a CASTELLDEFELS, fué un día fantástico, todos juntos a disfrutar de un día especial. El primer día que María vió el Mar, LE PARECIÓ INMENSO, precioso, se quedó encantada. Ellos estaban acostumbrados a salir por la montaña, a bañarse en el río, pero jamás vieron la playa hasta ese día. Todos estaban entusiasmados.
Maravilloso día,; día para recordar.
Si algún fin de semana hacía mal tiempo, se quedaban en casa, nunca se aburrían. Ya que eran tantos hermanos; siempre encontraban diversión. De una forma u otra daban con el juego apropiado.
María recuerda jugar a las canicas, a cartas. Con su padre aprendió grandes juegos de naipes de la baraja española; como la brisca, el tute, el julepe. Juegos educativos, se aprendía a contar, a pensar, etc.
También jugaba con sus hermanos a unas cartas de FAMILIA, se tenían que reunir las familias de diferentes razas, o algo así. Primeros pinitos en el dominó, y por supuesto jugaban a los JUEGOS REUNIDOS GEYPER. En casa de María se jugaba a todo tipo de juegos,; daba igual si eran de chico o de chica. Daba igual si eran comprados o fabricados, e incluso improvisados por los propios hermanos. Se jugaba con cajas de huevos, con carton, con papel, con periódico; con lo que fuera. En esa época se tenía mucha imaginación.
Y si salía a la calle María, recuerda juegos de cuerda, de gomas, de fúltbol, juegos de manos; como un, dos, tres piedra papel y tijera. Grandes juegos compartidos con amigos, se jugaba muchísimo en la calle. Era maravilloso lo que se podía querer a los amigos.
María jugó mucho; María se divertió, María compartió grandes aventuras en la calle, en su barrio de GRACIA.

domingo, 19 de mayo de 2013

MARÍA SE DEBILITA.

María, esa niña:
No recuerda enfermedades en su infancia natal; pero sin embargo en BARCELONA; María empieza a enfermar. Se debilita, su alma se hace añicos, su mente se desborda.
La niña hace mención, refiriéndose a su madre; que cuando estaba en cama con fiebre María, era atendida con gran prontitud. La madre llamaba al médico, a la niña le diagnosticaban constipado, anginas, resfriados, males de crecimiento, etc. Toda clase de enfermedades físicas, relacionadas un poco con la edad.
Y María recuerda a su madre; como la cuidaba, como le traía el desayuno a la cama. Estaba totalmente atendida. Como le ofrecía un vasito de leche por las noches. Eso reconfortaba a María. Pero seguía sintiéndose enferma, y no se sabía porqué.
María escuchaba gritos, cuando ella permanecía inmóvil en su cama. María temía volver a vivir lo que pensaba que estaba olvidado. Pero no fué así.
María no recuerda a su padre asomar por la habitación, sólo recuerda que su madre la mandaba callar.
Cuando la niña llamaba a su madre, estanto postrada en su cama. Su madre aparecía en silencio, casi a escondidas. Y le recordaba a la niña que no debía gritar, no debía llorar.
Que significa esto?
Que mientras el padre regañaba a diestro y siniestro, la madre intentaba criar a sus hijos en la más íntima soledad. La madre llegaba a encubrir a los hijos, para que el padre pudiera conciliar el sueño.
Porque ese padre debía ir a trabajar a la mañana siguiente.¿ Y la madre no trabajaba?.
Pues mientras duraba la fiebre, la niña se quedaba en cama, y cuando ésta remitia, volvía ha hacer vida normal.
Y así transcurrían los dias para María, entre juegos, enfermedades, riñas, gritos, desasosiegos, aventuras, desventuras, risas, amigos, hermanos...........
María tiene grandes dudas en su mente. Se pregunta porqué tiene un padre al que no entiende.
Se pregunta porqué, en alguna ocasión que ella está enferma, su padre la intenta curar; y en otras la riñe. Le dice a la niña que está enferma, porque ella quiere. Le dice que es por su culpa.
Y María no quiere recordar los entresijos de su padre. Y recuerda con cariño: cuando ella tiene un gran dolor de muelas, y su padre le pone un algodón con un poquito de coñac; para dormir la muela. Y María deja de sentir dolor físico; pero sigue sientiendo dolor emocional.
Y entiende que su padre está cansado, que trabaja mucho. Pero también ve a su madre haciendo lo mismo.
Y no entiende porqué se ha de respetar al padre y no a la madre.
Y entiende que tiene dos personas que cada una a su manera intenta educarla; pero no entiende porqué es de manera tan dispar.
Y cuando María se siente abrumada; recurre a su hermana mayor. Su hermana es la única que realmente sabe poner tranquilidad en el cuerpo de María.
Pero qué pasa con la mente de María.
María recuerda también que por comer mucho dulce; como leche condensada, galletas con leche, galletas con agua, galletas con mantequilla y azúcar, etc; empieza a tener unos gusanos chiquititos en su ano.
Ella recuerda como su madre en la habitación de sus padres; que era casi imposible entrar: la curaban de esas lombrizes. Le ponían a la niña la cabeza de un fósforo, introducida minimamente en su ano, o una orquilla de doble cabeza para erradicar esos bichitos. Y su madre lo conseguía, y a la niña la saciaba, hasta dejar de picarle su culito. Recuerda a su madre ejerciendo tan elaborada acción, y recuerda a su padre en el exterior, preguntando ¿YA ESTÁ?. Por eso María está confundida, por ver a su padre tan cerca y tan lejos a la vez.
En esa época, María también recuerda que cuando tenía fiebre: el médico preescribía supositorios:
Díficil tarea; pero la madre de María hacía posible que ese proyectil no fuera tan cruel; y MARÍA se estremecía sólo de pensar que aquello debía entrar en su cuerpecito. Pero su madre le cantaba una canción, que ayudaba mucho: UN PELLIZQUITO POR AQUÍ, UN PELLIZQUITO POR ALLÁ, Y A HECHAR A VOLAR. Y faena finalizada. Y fiebre bajada. Que arte tenía la madre de María.



MARÍA EN EL COLE.

María empieza en su nuevo colegio. Es una Escuela que no queda lejos de su casa. Aunque a MARÍA le parece un poco alejada, María debe tener más o menos 6 años. Con lo cual empieza su escolarización en lo que se llama PÁRVULOS. La niña siente miedo, por tener que ir sola a la escuela, aunque su madre se asoma cada mañana al balcón para ver a la niña como llega a su colegio.  A María le cuesta un gran esfuerzo irse sola y sobre todo le cuesta dolor despedirse de su madre. Y pensar que su madre se queda en casa co su hermano pequeño, mientras María ha de ir al colegio. Esa sensación no le gusta nada a María. Pero se ha de hacer mayor y cumplir con sus obligaciones, y aprender para el día de mañana. Por lo tanto la niña asume el sacrificio, y desea con gran anhelo que llegue la hora de salir del cole, para irse a casa con su madre.
Y ansía la hora de acabar por la tarde el cole, para irse a casa. Le encanta salir del colegio, emprender el camino de vuelta a  casa, y ver a su madre asomada en el balcón; esperándola.
Y María recuerda con gran cariño, cuando a la vuelta a casa, su madre la esperaba con la merienda a punto, y se sentía querida, y sentía que también ella era bienvenida a casa. Y su madre a veces le hacía algún encargo, y a María le encantaba ir a comprar, satisfacer a su madre.
Y la niña no está tan mal, como ella se temía en el colegio. Empieza a conocer gente, juega con sus amigos, aprende mucho. Aprende en el colegio y aprende en la calle. La dejan irse sola a jugar, la dejan irse cerca de su casa. La dejan crecer, aunque manteniendo unos horarios. Como no manteniendo unas reglas dictadas por su padre. Y María vive su infancia de modo muy diferente al que estaba acostumbrada.
Ve que puede hacer cosas sola; y eso le encanta. El saber que puede ser independiente es algo maravilloso.
Hecha de menos a sus hermanos, pero si los necesita los tiene siempre cerca.
Maria camina sola hacía un posible futuro.
María recuerda muchísimas cosas relacionadas con su colegio, recuerda a sus mejores amigos. Recuerda a sus profesoras. Recuerda a la DIRECTORA del cole. Recuerda a las MATRONAS, recuerda todo el colegio, en su total esplendor.
Y Maria es consciente de que debe aprender, aprovecha su tiempo. Y aún no siendo buena estudiante, saca el máximo jugo al aprendizaje. E intenta agradar a todos, porque siente que así es más feliz.
Sigue siendo una buena niña, sigue a pies juntillas todo lo que le dicen.
Sufre algún desliz; algunos dicen que debido a las malas compañias, pero María se siente a gusto con todo el mundo. No tiene problema en jugar con todos los niños. Y empieza a conocer a sus grandes amigos.
Y María logra hacerse camino entre todo y entre todos. Y con la ayuda de su hermano mayor, María triunfa entre los mejores. No tanto en los estudios, pero sí en popularidad. Tiene una gran DON de GENTES, se llea bien con todos, pequeños y mayores. Es una niña encantadora.
En alguna ocasión reclaman la atención de su Madre, pero no por la actitud de María. Y María siente mucha verguenza, pero se indigna al ver las injusticias. Y acaba convenciendo a su madre de que ella no tiene la culpa. Verdaderamente a María siempre le gustó la solidaridad, siempre escuchó a los más necesitados, siempre supo estar a la altura, supo defender los valores. Esos valores que su PADRE insistía en enseñarle.
Y todo lo que ya tenía aprendido, nadie se lo iba a arrebatar. Nunca fué rebelde, pero sí muy comprometida con sus pensamientos. Y aunque debía mantener en secretos sus ideas, las defendía con gran valor.
Su Padre fué el inductor para que María estimara y tuviera presente muchas ideas revolucionarias y feministas......
María recuerda con gran cariño a todos sus amigos de la calle, a sus juegos compartidos con tanta humildad, devoción, amistad al fin y al cabo.
Recuerda todo lo que la calle pudo enseñarle. Recuerda las horas de diversión.
Recuerda los olores de su barrio, le encanta compararlos con los que recuerda de su pueblo. Pero no se parecen en su barrio hay distintos olores: olor a pan, a hierro, a fruta, a papel, a cartón, a vino, a límpio. Olores dispares y diversos; olores de barrio.
María sigue su andadura. Y comete alguna gamberrada, como sujetarse a los camiones, subida en sus patines. Recuerda aprender a ir en bici; en esas BH tipo chooper, con unos asientos impresionantes.
Recuerda grandes aventuras con sus amigos. Tienen los mejores recuerdos de su infancia.
Pero en casa de María las cosas no van mejor de lo que iban en el pueblo. Más bien al contrario, María siente la sensación de que las cosas empeoran.
Ella continua con su buena actitud; cuando llega del cole no logra rechistar, todo lo que le piden se hace.
María también recuerda como su padre, intentaba ayudarla con los deberes. No es agradable oir que la la LETRA CON SANGRE ENTRA.
Me puedo hacer una ligera idea de la forma que tenía María de aprender de su PADRE.
El Padre también enseña a María muchas adivinanzas, incluso la enseña cosas que en el colegio no consiguen.
Por todo eso María se siente orgullosa de su padre, aunque no entiende los métodos. Realmente entiende que al final los resultados dan sus frutos.
María también recuerda que en ocasiones, necesitaba material escolar, y si era menester; su madre le fabricaba pegamento con agua y harina.
María no estaba sola, tenía a sus padres en lo que realmente necesitaba.
Tenía a sus hermanos, María ya no es tan desdichada. Se hace a la idea de que es lo que le toca vivir.
María siente nostalgia, pero también vé un poco de luz al final del camino.

HACIA LA GRAN CIUDAD.


 María cuenta:
Un día el padre de María comenta que se van a ir del pueblo. Se van a BARCELONA.
Se suben el el camión toda la familía, todos los muebles, todo lo posible. Parece que se sube en el camión toda la casa. María siente la necesidad de despojarse de esos malos recuerdos. María tiene la esperanza de que su padre cambiará, de que el irse de su casa, puede significar lo que los adultos dicen.: una VIDA NUEVA, UNA BUENA VIDA.
Y por aquella época que rondaba los 70, la cual debió ser una época de grandes cambios, al menos en lo que respecta a la familía de María. Todo lo que fuera superarse era bienvenido.
Así que la familía llega a la GRAN CIUDAD. Es todo un logro, llegar a BARCELONA, llegar con tu casa a cuestas. María decía que era todo muy grande, le impresionó entrar por la DIAGONAL; ver ese pirulí que partía el PASEO DE GRACIA.
María recuerda mucho trasiego, en ese viaje. Recuerda la alegría de sus hermanos, recuerda la mírada de su madre; mirada de esperanza, de alibio, de incertidumbre. Recuerda que su madre los tranquilizaba, los animaba a disfrutar del momento. Recuerda a su padre serío, conduciendo su camión.
Recuerda que llegaron, casi de noche. Y todos debian colaborar para descargar ese camión lleno hasta los topes.
Y así lo hicieron. Y una vez en su nuevo piso. María advierte que es más pequeño que su casa del pueblo.
Pero no logra asimilar tantos cambios, no logra comprender NADA.
Aunque se siente aliviada porque su madre está muy contenta, su madre está muy alegre; le encanta su nueva cocina. Por lo visto tiene instrumentos más modernos que los de la casa del pueblo.
Nos distribuyen por habitaciones. Nos toca tres hermanos en una habitación y tres hermanas en otra.
Y los padres de María, cercanos en una habitación, lindando la cocina y el lavabo, junto al comedor.
Y los hermanos compartimos una habitación doble, partida en dos; habitación que queda al lado del salón.
La familia se acomoda. En ese piso se viven grandes experiencias.
María recuerda cocinar a su madre, recuerda a su padre darle la vuelta entera al piso; arreglarlo continuamente.
Y María, debe empezar su etapa escolar en la GRAN CIUDAD.