Mi interior me arroja voces de alarma.
Mi intuición se desmadra.
Mi moral se interroga.
Mi coherencia se desmorona.
Tu desdén me incomoda.
Tu ignorancia me arrincona.
Tu desverguenza me impresiona.
Él me apasiona.
El no me abandona.
Él es esa persona.
De mala educación, mala persona, y peor amigo.
Utilizar, de manipulador, de prepotente.
Tomar un par de cafés, amistosos... Declarando malas intenciones.
Contarme tus desventuras, tu vida ingrata. Para?
Quieres que te oiga?
No me quedan fuerzas.
Tu me has estado ignorando hasta la saciedad.
Se libre y feliz.
Así es, queridos lectores. Y no se puede evitar. Los sentimientos son tan fuertes; que se desmenuzan en tu cerebro con el tiempo. Pero siguen en cenizas. La brasa, a veces vuelve a quemar, depende de la energía que otorgues. Puedes lanzar aire, y puede que vuelva a surgir el fuego. Aunque siempre es mejor apagar aquello que quedo medio encendido.
Soplé, con todas mis fuerzas, hasta anular aquel fuego latente. Y lo conseguí. No con agua. no con mantas; solo con aire. No necesitaba cobijar a nadie bajo mi ala. Necesitaba soplar fuerte, y salir airosa de la situación. Lo hice, hoy puedo volar con fuerza.
Siento haber ennegrecido a alguien, con mi negro pasado. Hoy vuelvo a brillar. No veo tan bonita a la luna. Vivo reflejando mi mirada en el SOL radiante.
GRACIAS VIDA.
