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domingo, 30 de junio de 2019

MAESTRO.

Maestro de cuadernillo.
Esta clase de personas, son bastante inteligentes. Saben llevarte a su terreno.
En las relaciones humanas, por desgracia; existen dos formas de comunicación...
los que dan y los que reciben. Los que hablan y los que escuchan.
Las ausencias, los silencios, la ignorancia forma parte de los que quieren recibir sin ofrecer nada a cambio. Te hacen el vacío cuando ya te han exprimido.
Algunos no nos damos cuenta, hasta que ya es tarde.
Sin embargo ellos saben a quién acercarse.
Suelen ser maestros de la palabra. De la buena conversación, te apoyan, te embaucan. Y te seducen hasta conseguir lo que ansían. Lo que desean solo para ellos mismos.
Te hacen creer que te necesitan, que tu los necesitas. Y sin entrar en detalles te dejan en la estacada.
Te abruman, te persiguen hasta límites insospechados. Cuando ya te tienen en sus garras, te descartan de su vida. Es más te hacen creer que tu eres responsable.

Es el típico maestrillo de cuardenillo. Ya que por suerte en algún momento se han de descubrir. Porque ellos mismos necesitan otras presas. Y ahí dan la espalda.
Ya han conseguido su objetivo. Ya no hay misterio, quieren más.
Depredadores emocionales, que están por todas partes; en el trabajo, en la vida cotidiana, en las amistades, por todas partes.

Esas son las personas que agarran con fuerza lo que necesitan, y te dejan en bragas.

En nuestras manos está el verlos venir a tiempo. Por suerte o por desgracia los que pertenecemos a los que damos, nos llevamos más de un palo.

Las relaciones humanas se basan en la reciprocidad, no nos engañemos debemos ser egoístas. No está mal, no eres mala persona. Eres tu, eres el que debes amar.
No tengas prejuicios, no te infravalores, no te menosprecies.

La ética y la moral van de la mano, cuando eres persona. Sin juicios.

No son tan inteligentes, a la larga son infelices. Creen que poseen el poder. Se equivocan. Se ven solos. Realmente su felicidad dura poco.

Al contrario de los que solemos dar. Siempre estamos satisfechos, nos conformamos con poco. Cualquier detalle nos hace felices. Nuestro cerebro no funciona de forma egoísta. Siempre estamos preparados para aportar. Y eso es algo que nos engrandece.
Hacemos falta en este Mundo, pues sin nosotros los otros no saldrían adelante.

No te arrepientas jamás de ser buena persona. Intenta poner límites. Y sigue repartiendo bondad, amor, dedicación. No decaigas, eres TAN GRANDE.

La PAZ y la ARMONÍA que degustas, solo la saboreas tu mismo.

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