Dos palabras. Una frase, tan significativa como directa. Una expresión de AMOR.
Y de quién sabe cuántas cosas más.
Nadie sabe hasta donde pueden llegar estas pocas palabras.
Hasta mi alma, mi corazón, mi espíritu.
Me siento afortunada y agradecida. Por tener esta conexión con EL.
Hemos sabido alcanzar esa sinceridad, esa complicidad. Máxima plenitud de vida.
Acordando, hablando y amando.
La frase no acaba ahí. Seguidamente me pregunta: ¿ DÓNDE ESTABAS ?
No puede ser más explícito.
Me preocupaba que no estuvieras bien. Me dice EL.
Mi mente retrocede en el tiempo. Pues ELLA, continuamente me llamaba por teléfono; para decirme: HIJA, te he llamado; soy TU MADRE... Me dejaba esa frase en el contestador automático.
Y su pregunta: ¿ DÓNDE ESTABAS ?
Me siento tan querida.
AGRADECIDA.
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