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domingo, 28 de septiembre de 2025

TE OBSERVO.

De lejos. De cerca. Durante el día. Y por la noche. 
Escucho tu respirar. Tu sueño reparador. Tu descanso.
Plácidamente, pasan tus noches. Sin altibajos. Sin complicaciones.

Observo tu alimentación, cubres todas tus necesidades.
Te veo, te empiezo a conocer. Tu conducta me confunde.

Actúo bajo mi experiencía. No debo juzgar. 
Sin embargo, debo actúar. Por tu bien.

El egoísmo, nunca ha sido mi fuerte.

Cuando estas a solas, comes lo qué te viene en gana. Te escondes para saciar tu ansía por lo dulce. Crees que me engañas. Nada más lejos de la realidad. Abusas, luego pagas las consecuencías. Te mantengo a dieta. Un logro sin final.


Hemos conseguido un acercamiento. Un entendimiento. Un respeto. Pero sigues sin valorar mi ayuda. No eres más fuerte. Ni mejor ni peor que nadie. Solo eres tu. Y yo, soy yo.
No debes confundir. Me gustaría que entendieras mis derechos.
A veces siento que manipulas, a los que te rodean.
Descifro tus mentiras. Esa víctima...

Hace que me sienta mal, por querer ser auténtica.

Y darme de nuevo de bruces, al denotar la falsedad humana. La hipocresía, la falsedad, etc.

He visto ejemplos gráficos. Llamadas telefónicas, de todo; menos amor incondicional. No es sano; utilizar, usar. Todos somos personas.

Y sabes qué. Es muy feo. Cuando uno finje un ataque de ansiedad. Si estás bien. Deberías alegrarte por tí. Si estás mal. Busca ayuda. Pero no te aproveches de los más débiles.. No es necesarío reirse del desamparado. 

No, por favor. Una persona digna no se siente mal ante un especialísta. Y a los segundos, se encuentra perfectamente; bien de salud.

Yo no soy nadie, pero soy YO.

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