No perder el espíritu navideño, de eso se trata. Simplemente.
Poder cambiar por unos días la realidad creciente del ODIO.
Apartar de nuestras almas el egoísmo.
Poder ser capaces de entregar, sin pedir nada a cambio.
Intentar ser PERSONAS, y lograr mantener esa dicha durante todo el año. Son los deseos que debemos ansiar.
No importa si estamos juntos, si nos falta alguien en la mesa. Si todo ha cambiado.
Lo importante de veras es seguir intentando esa unión. Que nunca se aparte de nuestro corazón, la ilusión, la realidad de saborear en familia nuestros deseos.
En cada uno de nosotros existe esa fuerza. Lo podemos conseguir.
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