Ese SEÑOR. Mi JEFE.
Del cual sería imposible hacer un resumen de su vida. Pues es intensa, milagrosa, guerrera y paciente.
No encuentro adjetivos para definir, a esta bella persona. Nunca ha echo daño. Siempre ha auxiliado a los desfavorecidos. Le conoce todo el Mundo. Le saluda toda la Gente.
Se vio renacer en la Guerra Civil Española.
Siempre le digo. Usted puede escribir sus memorías. Y no le da ninguna importancia.
Sus historias son sabías y ciertas. Neutras y solo vividas por él.
Maravilloso estudiante. Matricula de honor. Cerebrito en pleno descubrimiento. Inteligente. Hombre de números.
Sin embargo le delata su sencillez. Es envidiable. El sabe lo que es la vida. Pasar hambre, pena, dolor, angustia. Y sobrevivir. Ser feliz con muy poco. Prosperar. Caer, volver a arrimar el hombro. Resurgir. Recordar penurias. Y vivirlas plenamente con alegría. Buscando siempre lo positivo... Pacífico y conversador.
Imposible describir una vida tan plena.
A sus 96 años. Es capaz de usar su smartphone. Su ordenador. Pide ayuda en ocasiones tan sencillas, que ni siquiera alcanzo a comprender. Porque él me supera en capacidad matemática. Y tan agradecido se siente. Que me hago cruces. Hemos llegado a la conclusión de que formamos un equipo increíble. Lo que más me sorprende. Es que mi presencia le ayuda. Me explica sus programas informáticos. Y no los entiendo. A la vez puede tener un pequeño problema con su móvil, se lo soluciono. Se lo explico, lo entiende. Y además toma notas, aprende. Cosa que no puedo hacer YO. Su inteligencia me desborda. Procuro acortar caminos, volcarme en la frescura de la ocasión. Y llevarlo a mi terreno. Segundo a segundo. Minuto a minuto. Vida a vida.
Me ha enseñado lo que nunca pudo hacer un profesor de primaria. Historia, matemáticas, geografía, ciencia, química. Naturaleza, religión. Lenguaje. Sobre todo y ante todo; VIVIR.
Concepto de vida.
GRACIAS JEFE.
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