Es así. Aunque no estemos de acuerdo. La burocracía se impone, debemos respetar las leyes.
Aunque generalmente algunos nos utilizan; mientras nosotros los de a pie, los necesitamos. Ahí está la diferencia.
A callar toca.
Te someten a todo tipo de trámites, cuando además no tienes ni idea. Te sientes vapuleado. Y te callas. CALLAS.
Seguir las normas, es inevitable. SEÑORES PODRÍAN HACERLO MÁS AMENO...
Todos cumplen con sus obligaciones, olvidando que somos personas. Se otorgan un poder imaginarío. Nunca podrán entender a ninguna víctima.
Por mucho que se esfuercen. De entrada pasas por un sinfín de interrogatoríos. En los que no cesan de obligarte a repetir la historía. Ni siquiera eres capaz de articular palabra. Te sientes culpable, delincuente, etc. SEÑORES NO SOMOS LAS RESPONSABLES.
SON ELLOS.
Te debes someter a un montón de pruebas. Hasta aquí, comprensible. Empiezan a valorar que te ha pasado. Tu sola, ante un grupo de llamados; especialistas. A los que no conoces de nada. Y sin embargo te arrollan. HORAS DE DOLOR. INCERTIDUMBRE. MALESTAR.
PROTOCOLO. Y tu sola. Y tu desesperada. Y tu te sientes una mierda.
INTERMINABLE AGONÍA. ELLOS HACIENDO SU TRABAJO. TU SOLA, a la espera, de si te van a creer...
Es imposible narrar, lo que una MUJER, siente en situaciones extremas.
Donde siempre radica el machísmo. Donde incluso hay mujeres, que dudan de tu palabra. Se abre una posible investigación. Y te acorralan.
TE PUEDES mucho mejor, hablando con personas afines.
TE TOCA. CALLAR Y SUPERAR DE NUEVO.
En todo el maldito trayecto. Puede que tengas suerte de hablar con un policía; cercano, amable y empático. Que haga lo posible, por hacerte sentir cómoda. Te abraza... Por primera vez, pudes sentir comprensión. Cercanía, apego, confianza.
TOCA CAMINAR SOLA.
LUCHAR.
COMO SIEMPRE. ADELANTE MUJER.
FUERZA.
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