EN EL TREN.

 Lugar curioso donde poder observar a la gente.

Puedes dejarte llevar por tu imaginación, hasta intentar conocer sus gestos. Sus rostros te transmiten variedad de argumentos. CON LOS QUE SE PODRÍA ESCRIBIR UN LIBRO. 

Cada cual con su vida, sus experiencias y vivencias. Y todos juntos en el mismo habitáculo. Miras a tu alrededor. Te quieres asegurar de quién te rodea.

Según lo que veas, puedes o no elegir un asiento. Si es que lo hay. A algunos nos gusta la soledad. A otros parecen que les ponen un imán, para estar cerca unos de otros. Estamos algo recelosos, después de la maldita pandemia. Pero seguimos siendo humanos. 

En el tren hay variedad de personas. Solitarias, parejas, familias, solteros, viudos. TODOS compartiendo miradas. Hay quien se evade con su móvil, con sus cascos. Los hay trabajadores con su tablet o PC. Unos disfrutan leyendo, otros viendo pasar el tiempo deleitados con el paisaje.

A veces conoces a alguien, con el que mantienes una conversación amena. También te puedes sentir molesto, al ver el comportamiento de alguien. Se suceden toda serie de acontecimientos.

Ves a personas con ansiedad, tranquilas, disfrutando de su viaje. Ansiosas por llegar a su destino. Curiosos y cotillas. Todos juntos en un vagón. Me encanta la educación de muchos, me desespera la poca verguenza de otros.

Pero al final todos tenemos una parada donde bajar, y seguir con nuestras vidas; solos.

En el tren todo es posible.

INEVITABLE.

 Algún día tenía que ser. Viviendo en el mismo pueblo. Era imposible no encontrarse. Aunque parecía que te había tragado la tierra.

Te vi un día, me ignoraste; como siempre.

Te respeté. 

Te vuelvo a encontrar. Y por esas casualidades, hoy tienes ganas de hablar. Bueno, te vuelvo a respetar. Después de meses de incógnito. No sé que crees que eres. Quien te crees.

Pero está visto, que a persona te saco más de una legua.

Sinceramente, te he visto tan vulnerable, tan triste y solo.

No me ha importado sacar de mi tiempo unos minutos para ti. Incluso estando trabajando siempre estuve a la altura. Me has demostrado que poco me echas de menos. Me has confirmado que no me amabas. Que me engañabas.

Y te he podido observar, hasta conseguir lo que yo quería. Y aun así, te has rendido a mis pies.

Lo cual, me dice que clase de hombre eres. Siempre he pensado que necesitas a alguien que te cuide a tope. Yo soy demasiado MUJER.

Te sigo deseando lo mejor. Sabes que te aprecio.

GRACIAS J.

AFORTUNADA.

 Lo soy, feliz y dichosa. Por haber creado a mis hijos; señores y señora de altos valores. Trabajadores, sensatos, responsables y siempre unidos.

Me siento muy orgullosa de los tres. Me lo demuestran a diario. Mi hija mayor nunca de ja de preocuparse por mí. Mi hijo mediano me escucha siempre. Y mi hijo pequeño tiene ese TE QUIERO GUAPA, que me fascina.

Todas las MADRES, PODEMOS PENSAR IGUAL. 

Y debemos decirlo todos los días, que ELLOS lo sepan. Que escuchen cuánto los amamos. Ya lo saben. Pero a todos nos gusta oírlo.

He criado a tres tesoros. Maravillosos en todos los aspectos. Pero ante todo son GRANDES PERSONAS.

OS ADORO.

DAME TIEMPO.

 Eso es lo que necesito. Tiempo para poder confiar de nuevo en un hombre.

Te pido disculpas por mis repetidos arrebatos. Forman parte de mi experiencia.

Estoy a la defensiva, como no? Cómo estarías tu, en mi lugar...

Solo lo puede saber quien ha pasado por algo parecido. Aunque quisieras ponerte en mi piel, no lo entenderías jamás.

Esas vivencias te dejan huellas para siempre. Esos desprecios, nunca se olvidan.

Esas palabras malsonantes, caen con peso en tu mente.

Esos golpes ya no duelen, pero siempre te persiguen. Acechando tu PRESENTE continuamente. 

Y SEGUIMOS SIENDO CAPACES, CON TODAS NUESTRAS FUERZAS DE SEGUIR. DE AVANZAR, DE INTENTAR VIVIR. 

Lo más complicado amar a un hombre. 

Siento que te salpiquen mis heridas.