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lunes, 11 de noviembre de 2019

EL SECRETO.

Luis, no deja de pensar en el episodio vivido. No es capaz de olvidar. Lejos de pensar con total inocencia. Ha podido comprobar que esos encuentros se intensifican.
Está decidido, va a hablar con la Carol. Después de varios intentos, Carol por fin accede. Mantendrán una larga conversación, que quedará guardada para siempre.
Luis no sabe cómo empezar...

Niña, ¿ me quieres contar algo ? Quiero que sepas que estaré dispuesto a escucharte. Si necesitas mi ayuda, lo que sea. Me tienes a tu lado. Eres mi niña graciosa. Carol, sabe de la impresión que le causa a Luis. Pero no se siente capaz de desvelar su gran secreto.

Masover; sé que me guardas admiración. Lo sé por cómo me miras. Pero, chico no sé a qué te refieres.
Realmente va a ser muy difícil que la Carol confie en Luis. La niña, se siente tan ahogada; que no le va a quedar otra.
En realidad tampoco tiene buenos amigos. Y también siente que necesita ayuda.
En ocasiones, todos necesitamos ese apoyo. Confiar en alguien. Oír que te escuchan. Que te comprenden. Sacar un poco de peso de esa mochila.
La Carol comienza a hablar por peteneras. Entre sollozos y sin dejar de moverse.
Quiere expresar lo que siente.

Masover, tienes razón. Me está pasando algo inconfesable. El Señor me quiere ayudar. Dice que soy su amante, su protegida. Su niña bonita. Y yo creo que me engaña. No me fio. Él está felizmente casado con su Mujer. Me parece que me utiliza para satisfacer sus deseos.
Por aquélla época; al menos en la burguesía catalana, era muy común que los Amos tuvieran amante. Suponía disfrutar de buena clase social. Así que todo buen Señor disfrutaba de ese derecho abusivo. Lucía, la mujer del Amo; lo tenía que asumir. Ella lo sabía y consentía.



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