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domingo, 19 de enero de 2020

MADRE CORAJE.

La Madre ha de continuar con las tareas del hogar. Mientras ve cómo su hija Rebeca crece en los brazos de su ama.
La niña Carol, no sabe cuánto tiempo lo podrá resistir.
No deja de arrepentirse del trato al que se comprometió.
Y cada vez se siente más sola.
Lo compañeros de la casa la repudian. Alguno ha visto cómo amamanta a la niña. Mientras la jefa se dedica a presumir de la niña.
Si por algún momento creían que se iba a guardar el secreto, posiblemente no sea así. Además la niña cada vez se parece más a la madre que la parió.
Las visitas que acuden a la casa, comienzan a hacerse preguntas.
Ninguna mujer puede amamantar, si antes no ha estado embarazada.
Y porque la Jefa no le da pecho a la niña?
Ni siquiera se le han hinchado los senos.
Para nada parece que haya dado a luz.
Han estados casi sin salir de casa. La gente es muy cotilla. Y no ven la verdad.
Sospechan, hacen preguntas. No es posible disimular tanto engaño.
Mientras ven a la niña Carol, vagando por la Mansión; y con indicios de manchar su ropa, apareciendo algún cerco sobre sus pechos.
Y a ella si se la ve recién parida. Carol no puede ocultar su cara. Su postparto es evidente.
Recorre los pasillos de la casa como alma en pena. Ensimismada, inmersa en su agonía. La tristeza la invade. La joven no puede ocultar su pena.
Y sigue con su trabajo; forzada para no dejar de tener ingresos, tan necesarios para su familia.
Su cuerpo que ya era delgado, empieza a dar señales de estar enfermo. Su cara denota unas ojeras impresionantes.
Las amistades de los Amos, conocían a la niña Carol. Siempre activa, alegre, fresca. Y ahora no es la misma que fue.
Su cabeza está sumida en un laberinto sin salida.
Va a necesitar ayuda, y ha de ser muy pronto.
Se arriesgan a perderla. Cada día se siente más débil. Puede que la nodriza acabe pronto su existencia.

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