A tí, MADRE QUERIDA.
A tí, en estas fechas tan crueles.
A ti, te he de confesar, cómo me siento.
Me siento, tan perdida. Sin tus miradas, tus consejos, tus sermones, tus gestos y caras de expresión ilimitado.
Me siento desamparada, desprotegida, sola, triste y desconsolada.
No es fácil, difundir mis sentimientos más profundos.
Que no puedo dejar de llorar, cuando en estos momentos de incertidumbre; pienso en tí.
En lo injusta que fue tu partida.
Sigo pensado que no esperaba tu ida, y el dolor que me produjo tu huida.
Sí, he de reconocer de forma egoísta que no quise que marcharas.
Sigo sintiendo cuánto te echo de menos.
Sigo en tratamiento, por no poder superar tu ausencia.
Vivo avanzando, pues la vida no se detiene. Y me da mucha rabía.
Quisiera volver al pasado, para recobrar tu presencia.
Y no es posible.
ASÍ ME SIENTO.
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