PEP.

 On eras?

No te encontraba. Sabía, que te encontraría.

Por fín, todo lo bueno se hace esperar.

Te encontraba en mi camino. Tenía la convicción de que llegaríamos a hablar.

No es que estuvieras lejos.

Lo cierto que apareciste en el justo momento.

Oportuno. Nos encontramos allí. Nos miramos. 

Tu mirada, reflejaba admiración. Cuando escuchaste mi voz.

Mis ojos te ofrecían sorpresa.

Nos habíamos cruzado, en varias ocasiones.

Pero tu no me veías.

No hablamos nada. Pues todo lo dijimos.

Volvimos a coincidir allí. Nos sentamos junto a unos amigos en común.

Decidimos irnos a dar un paseo; solos.

Pudimos sentir esa conexión, la química brotaba entre nosotros.

Volvimos a quedar.

No podíamos tocarnos, por la pandemia.

Pero nuestra comunicación era tan fluida. Que no hacía falta más.

Eso fue lo que más me encandiló. Tus palabras, tu forma de ser, tu tranquilidad. 

Nuestros teléfonos ardían.

Nuestros pensamientos se acoplaban.

Y debemos darnos el tiempo necesario, para que nuestras almas vivan al unísono.

Estamos de acuerdo en ir muy despacio. Por nuestras experiencias; lo necesitamos.

Sabemos lo qué queremos. Y lo vamos a intentar.

Gracias PEP.