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domingo, 19 de mayo de 2013

MARÍA DE VACACIONES.

María no recuerda viajar en su infancia; mientras vivía en su pueblo natal. Ella recuerda, que cerca de su pueblo había un pueblecito llamado PENELLES, y que allí iba en alguna ocasión. Se lo pasaba muy bien, pero cree que se desplazaba hasta ahí andando. Seguramente acompañada de sus hermanos mayores.
Tiene un vago recuerdo de subirse en un autocar, seguramente para ir hasta otro pueblo a visitar a su abuela Isabel y a su abuelo José.
También recuerda subirse en el camión de su padre. Pero no recuerda hacía donde iban.
Me imagino que no muy lejos; sin medios económicos, y con tanta família era un poco díficil viajar.
Y por algún motivo incomprensible María, recuerda que de repente un día: su PADRE dice que se van del pueblo.
Ella cree que se va de vaciones, pero no está segura porque por esa época se acaba el cole, pero no se irán hasta septiembre o octubre. Lo cual significa que las vacaciones de verano seguirán en el pueblo. Pero cuando empieze el curso escolar deberán estar todos en otro lugar. María se ve invadida de dudas, no encuentra explicación a esa decisión tomada por su Padre. Pero claro está, si su padre lo decide así se hará.
María le pregunta a su Madre; ella le dice que se hará lo qe diga su Padre.
María le pregunta a sus hermanos; ellos le contestan que va a ser mucho mejor irse, que será mejor que estar en el pueblo. Le explican que van a conocer cosas nuevas, que va a ser muy chulo!.
Pero María tiene miedo, no quiere irse de su pueblo, no quiere irse de su casa. Sus raíces a las que ella se aferra con gran fuerza; es lo único que ha conocido hasta entonces, es lo único que sabe entender, es lo único que sabe batallar. Y si la empujan a otro lugar, no sabe si será capaz de ganar las batallas que le depare lo nuevo. Porque María ya conoce lo vivido, pero le causa terror lo desconocido. Eso produce en María mucha inquietud.

INESPERADA NOTICÍA.

Y sigue la infaancia de María, y sigue creciendo. Y van pasando los dias y las noches. Va pasando la infancía de la dulce niña. Ella intenta quedarse con los mejores recuerdos, los mejores momentos vividos. Intenta olvidar algunos hechos, y estoy casí segura de que lo consigue.
Intenta recordar lo más bonito, lo más significativo. Dentro de su escudo interior, muestra una clara dulce y amable cara hacia los demás.
Es entonces cuando María teje una tela de araña a su alrededor, una capa protectora para que nada ni nadie le haga daño. María vive encerrada en su silencio, cree que es la manera de no sufrir daño, de no molestar a nadie, de que no surjan esos temidos demonios.Se autoconvence a sí misma, de que si actúa en silencio, nadie ni nada será capaz de atormentarla. Y se deja llevar, sólo por sus hermanos mayores. Y se convierte en una niña tímida.
Ella intenta recordar esos días de colegio. Donde sus profesoras la hacían sentirse bien. Recuerda en su pequeña mente, a esa niña con su batita rosa a rayas, con sus dos coletitas. A esa niña jugando en el patio. A esa niña frágil que algunos conseguían proteger, entender, incluso querer.
Y María intenta recordar los buenos momentos, sobre todo los relacionados a su PADRE; y recuerda bastantes. Y eso le sirve para hacer más fuerte su caparazón. Y se engaña a sí misma, pero al menos es feliz, pensando que su padre la quiere.
Y una de las anécdotas que felizmente recuerda María es:
Una víspera de reyes cuando ella empezaba a tener dudas sobre la existencia de los REYES MAGOS DE ORIENTE, en su casa del pueblo, en ese largo pasillo, surgieron tres seres. Eran los REYES MAGOS!
Ni siquiera se atrevía a respirar, sabía que no debía salir de la cama. Pero recuerda que la curiosidad la consumía. Y sus hermanos  le decían no mires. Pero ella los vió, sí realmente eran los REYES.
Y esa noche María dice que durmió como si de un ángel se tratara, durmió ansiosa de que llegara la mañana, para ver que le habían traído los REYES. María recuerda ese día como uno de los más felices de su vida.
Y yo intuyo que su PADRE y dos amigos de él tuvieron algo que ver. Pero me parece precioso que fueran capaces de hacer felices a esos niños.
Indudablemente quiero cerrar este capítulo, pensando que Maria en ocasiones era feliz.
Feliz, sí. Feliz incluso un día que en su vida aparece una noticia inesperada. Ella recuerda a duras penas a su MADRE embarazada. Pero un buen día llega a casa un pequeñin. Y todos se alegran de la llegada. Y todos lo celebran, todos lo admiran con atención. Incluso Maria se hace participe de la alegría que fluye en su família.
Pero no puede evitar ver a su MADRE, otra vez sufriendo. Cansada MADRE, cansada de trabajar, de criar a sus hijos, de entregarse al máximo. De obedecer a su marido, también se cansa, aunque no lo dice. María ve a su madre luchando por todo y por todos. María no consigue ver a su MADRE feliz.
La MADRE le explica que todo está bien, intenta hacer que MARIA participe del recién llegado. Y María acata órdenes, para satisfacer a su madre. Y cuando la ve tan cansada, María intenta ofrecer su diminuta ayuda. María no comprende porqué su madre está triste. Y más adelante lo descubre. Su madre tenía razones para no sentirse bien; había perdido a una hija; melliza de ese niño nacido.
Y claro otro jarro de agua fría cae sobre María; cuántas desgracias acontecerán en su famiía. Una familía que intenta ser feliz.
Nunca se supo lo que ocurrió con esa niña desaparecida.
María empieza a vivir a la sombra de su madre, en todo lo que puede, en todo lo que una niña puede alcanzar. Intenta ayudar a su madre, para que no trabaje sola. Y Maria aprende pronto ha hacerse cargo de responsabilidades no adecuadas a su edad. Pero ella lo asume por complacer a su madre.
Y María recuerda los llantos de su hermano pequeño, recuerda oírlo en las noches largas y frías de invierno, MARÍA recuerda, obserar en la oscuridad como se hacía su madre cargo del niño. Y cuando Maria se aseguraba de que el niño estaba tranquilo, ella también se dormía plácidamente. Y si María veía a su madre despierta, ella sin que nadie lo supiera esperaba a ver a su madre dormida. Se pasaba algunas noches en vela, pensando que velaba por su hermano y por su madre. Y eso la atormentaba, no la dejaba descansar. Pero era algo superior a ella.
Por eso entiendo que María reflejara esos ojitos de mirada triste y profunda, y esas ojeras; no adecuadas a su edad.

viernes, 17 de mayo de 2013

MARÍA ENTRE DOS MUNDOS.

María siente en ocasiones que es feliz. O al menos eso se imagina. María no sabe si su mundo es real o imaginarío.
Pero recuerda que era bonita, que llevaba coletas, que la vestían bastante bien. Y recuerda que se sentía guapa; sobre todo cuando se lo decía su hermana. Y recuerda que en alguna ocasión sus hermanos le hicieron alguna foto. Probablemente porque se sentían orgullosos de ella. Y recuerda una foto en particular delante de su casa. Que le hicieron más o menos sobre los 7 añitos. Ella vestía una faldita como de terciopelo en color crudito, un jersey clarito y unos buenos mocasines. Y en la foto sale muy guapa, con el sol reflejado en su cara. Y ella apenas puede abrir los ojos, y minimamente se denotan las ojeras. Por eso María considera que en esa foto está guapa. Y siente a la vez que es un poco importante. Porque todos la admiran, al menos en ese instante.
Aunque después de ese momento todo vuelve a la normalidad. En su casa todo coge el mismo ritmo. En su casa todo fluye como a diarío. En su casa no se respira aire puro. No se consigue respirar tranquilidad.
En su casa existen demonios, díficiles de ocultar. Salen normalmente cuando alguien está enojado. Salen a demostrar que hay peligro, salen a atemorizar y a la vez salen a prevenir. Es una mezcla tan explosiva, que ni siquiera los hermanos mayores alcanzan a comprender. Es una mezcla tan explosiva, que a los pequeños se les asemejan ÁNGELES.
Esos ángeles invaden los sueños de María, y ella se convence de que están con ella. Esos ángeles la protegen, esos ángeles existen. María quiere creer que más que demonios aparecen ángeles.
María recuerda como su madre, antes de acostarla le recitaba una oración:
ANGEL DE LA GUARDA, DULCE COMPAÑÍA, NO ME DEJES SÓLO NI DE NOCHE NI DE DÍA.........
Y la mamá de María se lo hacía repetir todas las noches; antes de irse a dormir. Y María se aprendió de memoría esa oración y la llevó consigo por el resto de los días. Y María recuerda como se arrodillaba ante su cama, rezaba y luego podía conciliar más o menos el sueño.
Siempre y cuando no apareciera ningún demonio.

MARÍA Y SU NIÑEZ.

María empieza a sentirse culpable. No es capaz de comprender que sucede a su alrededor. Por eso María busca dónde refugiarse. Pero realmente qúe busca MARIA?
Ella intenta cobijarse, pero por mucho que los demás intenten satisfazer los deseos de la niña. Ella no está feliz, ella siente que algo va mal, ella siente que es en su casa donde algo no funciona. Ella es lista.
Pero María es frágil, débil, minúscula. Se siente impotente, incapaz de afrontar tales problemas.
Son demasíado para ella. Son problemas de adultos. Ella no sabe como solucionarlo. Se sigue atormentando, qué puede hacer una niña. Quiere solucionar el problema que siente tan cerca, y no sabe cómo.
Entonces ante su inocente pensamiento, se le ocurre ponerse del lado de su madre. Se hace partícipe del dolor de su madre. Quiere agradar a su madre, quiere agradar a su padre. Y cree que la manera es ser una buena NIÑA; entonces María sin saberlo, sin ser consciente se encierra en si mísma. Se convierte en una niña callada, temerosa. Intenta comprender a su madre. Le pregunta a su madre, a veces sin palabras; con la mirada le intenta transmitir a su madre el horror que vive. Y su madre la tranquiliza, y le contesta, de manera que Maria hace caso a su madre. Aunque no está convencida, pero ella tiene que obedecer a su madre, y si su madre está soportando ese horror......
María cree que tiene que compadecerse de ella, aunque no entiende la situación. Se aproxima a su madre. Se aferra a ella, hasta el punto de no existir. María se construye una pared de hierro. Un muro en el que sólo cabe su madre y ella.
Y María defiende a su madre, en todo lo que está a su alcanze. Si ha de callar; calla. Si ha de contestar; contesta, si ha de esconderse; se esconde. Hace todo lo posible por salvar la credibilidad de su madre.
Llega a comprender a su madre, y siente la necesidad de apoyarla. Y aún no estando de acuerdo; ni siquiera con las explicaciones que recibe. Asume que lo que dice su madre va a MISA.
Su madre defiende a su marido a capa y espada. Y María siente que a ese monstruo ni agua.
Pero respeta y asimila que es decisión de su madre. Se supone que eran tiempos díficiles en los que había que adaptarse a la situación. Indudablemente una niña es incapaz de eso. Con lo cual María tiene grandes secuelas más adelante. Y NO ME EXTRAÑA.
Porqué la mamá de  María dice, que su padre es una buena persona?
Porqué la mamá de MARÍA DICE QUE SU PADRE SE ENFADA, PERO EN EL FONDO NO ES NADIE.
PORQUÉ, PORQUÉ, PORQUÉ?
Y MARIA descubre que se busca a si mísma, y María no sabe encontrarse. Y cada vez se encierra más en su MUNDO interior, y no se dá cuenta de que no es una solución; pero a ella le vale. Sobre todo si ve a su madre y a su padre contentos. María aparenta y es una niña buena, casi no dá problemas. En comparación con su hermano es una santa. Y sin embargo se le dá más importancia a los hechos de su hermano que a ella mísma. María se confunde, no sabe qué pensar. Su hermano es travieso, por eso han de estar encima de él.
Ella es una buena niña, y se la dá de lado, claro no hay problema. Pero realmente María sufre, porque no puede expresar sus sentimientos. Porque se siente desolada. Mientras vé que a su alrededor los demás salen victoriosos de sus hazañas. Para bien o para mal, se les tiene en cuenta. Y a María como no se hace notar, se la aparta. Pero ella no se siente del todo desfavorecida, porque tiene a su madre y a su hermana.
Alguien debe intuir que María no está del todo bien, porqué no la abandonan.
Aunque creo que María a quien busca es a su padre, y no lo encuentra. Por mucho que ella se empeñe, no siente a su padre cerca.
Más bien al contrario, su padre la menosprecia. Su padre quiere que ella haga labores que no pertenecen a su edad. Su padre dice que ella es la niña, que ella debe asumir tareas del hogar; tareas femeninas. Tareas que sus hermanos se pueden permitir no hacer. Y bueno si MARÍA LO HACE queda contento su padre. Y eso a la niña ya le recompensa. María tiene tanto respeto a su PADRE, que incluso es incapaz de mirarle a los ojos. María vé en los ojos de su padre tristeza, y ella no sabe cómo remediarlo. Es tan incapaz, que en su cabeza no caben más pensamientos. Cómo puede lograr que su padre sea un poco más feliz. ¿ Y SU MADRE?
Su padre es capaz con una mirada, de hacer que el mundo tiemble. De hacer que todos callen a su antojo, de hacer que todos los hermanos respiren al mismo ritmo, coman a la vez, no sonrían, no esbozen ni siquiera una sonrisa. Es capaz de conseguir que los hermanos se unan en una profunda unión, para agradar al jefe.
Es capaz de conseguir que todos los hermanos, actúen al mismo son. Simplemente para no descompensar la banda, para no descompensar el himno militar. Todo eso y más puede conseguir su PADRE.

miércoles, 15 de mayo de 2013

MARÍA CRECE.

María sigue su infancia sútilmente, casi rozando la madurez. Y Maria me cuenta que también tiene algún vago recuerdo sobre la entrada de su casa. Recuerda que se tenían que subir algunos peldaños hasta acceder a la casa.
Y recuerda que en esa escalera también cree que sucedieron cosas. Al menos intenta recordar, y aunque no lo consigue. Por alguna extraña razón recuerda esas escaleras con profundo terror.
Quizás a María se le hacían interminables, ya que era muy pequeña. Quizás María anhelaba subir rápido o bajar deprisa hacía la calle. María no se explica porqué siente tristes recuerdos con respecto a esas escaleras.
Pero cree que también jugaba en ellas con su hermano mayor. Y jugaban a correr, se hacían apuestas para ver quién llegaba antes.
Y también recuerda que sentía miedo cuando sentía e intuía que alguien subía por ellas.
María está encantada cuando sale a la calle, y los vecinos la miman. Y siente entrañables recuerdos con respecto a una vecina que vendía chocolate en onzas. Y cuando María tenía cinco pesetas compraba con ansia el deseado chocolate. Y seguramente cuando no tenía dinero la vecinita también se lo daba. Porque María recuerda pasar grandes ratos en esa tienda de ultramarinos. A María le encantaba sentarse en las rodillas de un vecino, que apenas recuerda. Pero siente con cariño cómo ese vecino la arropaba.
Seguramente María a veces se escapaba de su casa, salía despavorida a buscar refugio; lo más cerca posible de su casa, pero salía , ya que la necesidad era imperiosa.
Y evidentemente, ante la situación económica tan escasa, en alguna ocasión mandaban a Maria ha hacer algún recadito, y debía ir a la tienda sin dinero. Pero aquella señora tan amable, le decia:
No te preocupes tu MAMA,  ya me lo pagará, tranquila.¿ quieres un poco de chocolate?
Y María aunque sintiendo gran verguenza decía SÍ. Y salía tan contenta de la tienda. Que deseaba que su MADRE la mandara a comprar continuamente.
Merecía la pena pasar esa temida verguenza, si al final tenía recompensa.
En esa calle de aquel precioso pueblo, habitaban seres maravillosos, al menos ante los ojos de María.
Y sus hermanos disfrutaban de grandes amigos, y ella accedía a jugar con ellos. Aunque eran mayores, se sentía protegida, se sentía bien, se sentía increiblemente feliz entre sus hermanos.
Deseaba salir de su casa, era tan feliz en la calle. Vecinos, amigos, gente del pueblo. Todos tenían bellas acciones hacía MARIA. Y claro está eso en una niña inquieta, una niña tímida, una niña deseosa de cariño, se percibe enseguida. Y ella se deja querer, es generosa con los demás, siente una gran solidaridad hacía las personas mayores. Le encanta rodearse de sus amigos, pero también de gente adulta. Gente que la ampara, gente que la mima. ¿QUÉ BUSCA MARÍA?
Maria busca la felicidad, María tiene la mirada triste, tiene grandes ojeras. Pareciera que nunca duerme. Posiblemente sea así, porque María recuerda las noches interminables. Recuerda la oscuridad en todo su mundo, recuerda ruidos extraños,; no sabe de dónde provienen. Pero es suficientemente alertador para que no pueda conciliar el sueño.
María tiene la gran suerte de tener muchos hermanos, y entre unos y otros se hace el día más llevadero. Se hace la Infancia más niña, más feliz, se hace como debe ser. Una infancia de felices juegos.
Pero María sigue mirando con los mismos ojos. Y sigue preguntándose tantas cosas. Y a mí me encataría darle respuestas. Pero también creo que ya pasó, que no es necesario urgar en las viejas heridas. Y por otra parte pienso que es necesario que Maria aflore todo lo que siente, puede ser una manera de enterrar esas viejas heridas.
Por eso María voy a intentar ayudarte.
Estoy contigo MARÍA.

martes, 14 de mayo de 2013

EL PADRE DE MARÍA.

María admira a su padre por encima de todas las cosas. María quiere un padre excepcional, María se engaña a sí mísma porque no tiene el padre ejemplar. Pero María se siente orgullosa de su padre; entre otras cosas porque no tiene a otro. Ella se pregunta, ella se responde, y llega a la conclusión de que sólo tiene un padre, el suyo. Y lo va a defender cueste lo que cueste.
Y cuando su padre llega de buen humor,  no llega bebido. Es un hombre encantador. Pero cuando su padre llega con unas copas de más, o ha tenido una semana mala en el trabajo, no es el mismo PADRE.
Y la madre de María acata las órdenes, sin vacilar, acata los golpes sin rechistar. Pero María la oye sollozar.
Cómo no?, intervienen los hermanos de María, el más pequeño la quiere distraer con sus arriesgados juegos.
La hermana de María más mayor intenta disuadir los pensamientos de la niña, cobijándola entre sus brazos. Escondiendo los sucesos, y María sin duda cae en las redes de sus hermanos mayores. Porque ahí es donde se siente segura.
Pero sufre en silencio, sufre hasta el punto de que comienza a sentir pena por su madre. Y María se pregunta: qué le pasa a mi madre?. Y María se pregunta, porqué sufre mi madre?
Esa madre que se lo dá todo a María, esa Madre que calla, otorga, y llega a mentir, para no defraudar a su marido. Esa madre que vive atemorizada ante el qué dirán, y la niña María se pregunta muchas cosas; porqué es inteligente, viva, curiosa; pero al fin y al cabo es una niña.
María decide, en su más mínima experiencia, que lo que rodea su entorno es lo que es. María decide siendo una niña, que si su Madre aguanta el chaparrón; ellla también lo hará. Lo hará sobre todo por su Madre y lo hará por su Padre.
Porque María quiere que su família sea feliz. Y ella va a poner todo su empeño para que así sea.
Y María saca sus garras!
Y María siendo una niña, empieza a entender muchas cosas. Empieza a entender que por encima de todo está la devoción que siente ante sus padres.
Y sin saber si se equivoca o NO, María asume lo que le rodea.
Asume formar parte de esa família, y lo asume con todas las consecuencias.
Y María aprende siendo niña, que se ha de adaptar a las circunstancias.
Que tiene que bailar al son que toca.
Por lo tanto María, experimenta situaciones límite, pero a la vez saca jugo de las situaciones felices. Para conseguir una INFANCIA FELIZ.
Y lo consigue:
María vive grandes experiencias con relación a su família.
Exprime todo el jugo existente, para poder vivir una infancia feliz.
Y se vé recorfortada cuando sus hermanos la siguen en el camino. Y se vé recorfortada cuando sus hermanos se deleitan ante las incertidumbres de la vida, esa vida que nos toca vivir.
Y María comparte grandes experiencias con relación a sus hermanos.
Vive momentos inolvidables. Tiene una infancia feliz, rodeada de sus hermanos, rodeada de sus amigos, rodeada de la gente del pueblo; que sin duda creo que son partícipes de la situación.
María vive momentos de euforía,  cuando es necesarío.
María vive momentos crueles cuando es necesarío.
Me cuenta MARÍA, que en su casa del pueblo, hay un pequeño corral. Corral donde hay anímales, conejos preciosos. Conejos a los que se cuidan, a los que se les dá de comer, conejos a los que se sacrifica; cuando se necesita comer. Y María me cuenta que oye el quejido de los conejos,  me cuenta que es su padre es el que los sacrífica. Y María no entiende porqué se alimenta, se cuida a los conejos; si después se los sacrífica.
Pero María entiende que si su padre lo decide será por algo.
Tampoco entiende María porqué se mata a los cachorritos de gato. Según el padre de María los gatos hacen un gran servicio en la casa; pero los cachorritos por lo visto NO.
Claro los gatos se comen las ratas. Los cachorritos no pueden; deduzco yo.
Por estos motivos y muchos más María vé a su padre como un hombre cruel.. Y aunque intenta esbozar un ápice en su pensamiento de buena voluntad, no alcanzar a asimiliar esas atrocidades.
Con todo y eso, María recuerda a su PADRE, como el protector de la casa, el benefactor, el subsidiario, el trabajador, el emblemático. El PADRE por encima de todas las cosas.
El PADRE que nos tocó vivir en los años 60.
Y María tiene grandes recuerdos sobre su padre: recuerdos de inquietud, recuerdos infantiles. Recuerdos que reflejan cuánto quería a su PADRE.
RECUERDOS, RECUERDOS, RECUERDOS........

ESA NIÑA DE EXTRAÑA Y PROFUNDA MIRADA.

MARIA.
María, es una niña que nace allá por los años 60; en un pueblecito de la provincia de Lérida.
El pueblecito desprendía un agradable olor a árboles, a hierva mojada, a límpio, a sano. Gentes amables, solidarias, buena GENTE.
La entrada a este pueblo, es impresionante: es un pequeño camino y mires a donde mires ves árboles.
Y cuando te adentras en sus entrañas, gozas de aire puro, de olor a pan recién hecho, de olor a onzas de chocolate. De olor como no a pueblo, a gente tranquila, a familia. Creo que existía una fábrica de cemento; YESOS BORDA. Creo que habían camiones, que en alguna ocasión ví a MARIA jugando por allí. Entre ladrillos, libre y feliz.
Ese pueblo festejaba algunos acontecimientos. Y MARIA disfrutaba de uno en partícular. Creo que era por el DIA DE LA ASCENSIÓN, adornaban las calles con flores, todos los caminos del pueblo estaban preciosos. Evidentemente olían a flores, el pueblo brillaba en toda su esplendor.
María crece entre tractores, camiones, y gente que la quiere. Pero María tiene una mirada ajena, pérdida, triste. Y no se sabe porqué.
María crece en una família númerosa. En una família con grandes dificultades económicas, ella no es consciente por su corta edad.
María tiene buenos hermanos que la custodian, ante cualquier peligro. Tiene una gran MADRE, que la protege con total dedicación. Tiene un PADRE, que no vé con regularidad; un Padre que trabaja de sol a sol, para mantener a su gran familía.
Y MARÍA sufre episodios en su infancia, díficiles de relatar; y los sufre en su alma y en sus carnes.
Y los sufre de tal manera, que supongo que más adelante causarían estrago en ella.
La niña es bonita, poquita cosa, morena, con ojos claros. La niña es tímida, callada, temerosa, asustadiza.
La niña es sólo una niña.
Y la niña ha de crecer, ha de seguir viviendo, y le dá miedo avanzar en el camino; pero lo ha de hacer.
Empieza su etapa escolar, su ESCUELA no dista mucho de su casa. En ocasiones va acompañada de sus hermanos, come en el colegio; en casa no se puede. Cuando sale del colegio Maria, regresa a su casa, allí la espera su Madre, con una sencilla merienda.
Normalmente pan con chocolate, si no había chocolate. Pues pan con aceite y COLA CAO; en el mejor de los casos. Porque en ocasiones podía ser pan con aceite y azúcar, o pan con aceite y sal. O simplemente pan. Incluso en buenas rachas, pan con leche condensada EL CASTILLO.
María pasa gran escasez, pero es feliz; no conoce otra vida. Por lo tanto intenta disfrutar al máximo. Juega con sus hermanos. Corre grandes aventuras en su pueblo, puede salir a jugar con su hermano a la calle.
Sufren algún accidente, pero han de cubrirse. Tienen una extrema complicidad.
María juega a cosas de niños, y como no hay dinero para comprar juguetes, improvisan los suyos propios. Juegan y juegan, y María se siente niña, y comparte su niñez con sus amigos.
Pero María está triste y no se sabe porqué.
No alcanza a comprender los sufrimientos que denota en los ojos de su Madre. Sus hermanos mayores intentan disimular, pero María tampoco es tonta. María como cualquier niña, tiene un sexto sentido e intuye que algo no va bien.
María oye a su madre llorar, por las noches,;; no sabe si sueña o si es real. Los niños tienen una alta predisposición a confundir sus experiencias. María intenta refugiarse entre las sábanas, esconderse, casi no respira. Pero tiene la suerte de que sus hermanos mayores la distraen, la cuidan; no se siente sola; pero se siente triste.
María va creciendo, en ocasiones espera con ansía que llegue su padre. Que a veces pasa dias enteros fuera de casa. Pero a la vez siente terror, cree que su padre es un monstruo y no sabe porqué.
Cuando llega el padre, todos los reciben con entusiasmo y con respeto a la vez.
María no se atreve a mirarlo a los ojos. Su padre intenta acercarse a la niña, y ella accede con temor.
Y no puede explicarse el porqué, pero no puede sentir el cariño que su padre le otorga. Su padre la encandila, procura darle lo mejor, hacerle los mejores juguetes. Pero algo ocurre dentro de MARIA.
Ella no puede participar de los chantajes de su padre. Está horrorizada, no sabe qué le puede deparar cualquier reacción; así que se queda impasible, inmovilizada. Y no sabe si reaccionar, si contestar, si dar un beso; no sabe qué hacer. Porque su padre dependiendo del día le puede sorprender, asustar atemorizar.
Si, Maria vive bajo el monstruo del MIEDO.
María me cuenta, que en su casa del pueblo,; hay un gran pasillo. Es un pasillo al que teme. Qué puede ocurrir en ese pasillo. Es un pasillo que divide la parte principal de la casa con las habitaciones.
María recuerda que el pasillo es interminable, que en ocasiones sufre pesadillas con relación a éste.
María cuenta que recuerda muchos episodios sobre ese pasillo. Que en un ala de la casa había un comedor, donde todos reunidos festejaban las sencillas comidas. Pero en el otro lado del pasillo donde concurrían las habitaciones, sentía la niña gran pavor.
PORQUÉ TIENE MIEDO MARÍA.